Nada. En el blog no se escribía nada. En el blog se bordaban telas, se preparaban helados elaborados en su totalidad por orondas pastoras holandesas, y deliciosas mentiras eran recitadas con un primor finísimo desde este mismo lugar. "¡Por ahí van los podcast más asombrosos de la blogosfera!!!", jadeaba la chusma a nuestro paso, trote e incluso galope.
Quizá penséis que ésta es una actitud suficientemente ofensiva como para que los troles, siempre en tropel, se manifestaran totalmente encrespados -ya los conocéis- frente a nuestros ojos, demandando lo que no era suyo. Tenían todo el derecho y el envés a hacerlo, cierto. Fue entonces cuando Leonard tuvo la idea definitiva, ésa que cambió de una vez por todas el destino de nuestro blog.
Pero no, no voy a dejar este post en suspense para que venga él a desvelar la solución. Basta de pamplinas, Leonard. Es tiempo ya de comenzar a hacer lo que hemos venido a hacer.
Y todos sabéis a lo que no me estoy refiriendo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario