domingo, 13 de enero de 2008

¡Cuentistas!

No hay nada mejor para después de las comidas que hacer la digestión. Al hilo de esto os contaré una historia terrible que le sucedió a la pequeña Brenca Williams y que no por ser totalmente inventada es menos real:

"Érase una vez una tecla de ordenador llamada erre. Ella (es decir, la tecla), tenía un problema que la atormentaba cada dos por tres y cada ocho tercios de nueve: no podía pronunciarse a sí misma. En varias ocasiones fue sorprendida intentando cometer suicidio mediante la ingestión de cantidades ilegales de seres humanos en vías muertas de extinción. La pobre no sabía qué hacer, así que, mediante engaños, artimañas y ermitaños obtuvo el ansiado permiso de conducir coches, autobuses y vehículos de menos de cuatrocientos años de antigüedad. Aquello le costó la vida y perdió la pensión de viudedad que regentaba. Meses más tarde no sucedió nada. Meses atrás, un ciudadano que respondía a las siglas M.E. con expresiones soeces fue condenado por cometer incesto con varias páginas del listín telefónico."

No lo creáis, no tiene ni idea de lo que dice.

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