domingo, 3 de febrero de 2008

Sin más de mora

“¡Ya está bien!” – me dijo mientras intentaba deshacerle un nudo.

Peinaba a Natalia, la llama que Leonard hurtó en nuestro viaje a Siberia. Desde que mi compañero la metió en su mochila, no ha habido manera de hacerla entrar en sazón. Compartimos largas tardes de mus, pasteles de arándanos, lanzamiento de jabalina y natación sincronizada, pero ni aún así es capaz de sonreír con displicencia para las fotos que le hacemos a cada instante, algo que a Brenca le haría muchísima ilusión.

Desde mi punto de vista, además de tener unos labios demasiado carnosos en relación a su cuerpo, Natalia es una llama con mucha paciencia, si no demasiada. Es por ello que el mes pasado decidimos que fuera ella quien nos preparara, a Leonard y a mí, para participar en el próximo Duelo de bailes que organiza la Asociación de Bedeles con Rigidez Muscular (la WPZX) en nuestro colegio mayor.

Éste es un certamen de muchísima tradición en el estado en el que vivimos. Este año, además, al ser la primera vez que se celebra, los ganadores recibirán como premio toda la ropa usada durante el festival por el resto de participantes. El evento se desarrolla de la siguiente manera: nace, crece, se reproduce y muere. Así que, lógicamente, por parejas siempre de dos, los concursantes tendrán que presentar sus rutinas frente a un distinguido jurado formado por dos alguaciles, un profesor de canto, Teresa Rabal y un cruasán. Serán ellos los que decidan, y sólo ellos serán los que recojan el ponche y los panchitos sobrantes una vez que todo esto acabe.

Como podéis imaginar, aún nos queda mucho por hacer, desde elegir la ropa, el pelo, la piel de gallina, la música y los zapatos, hasta aprender a bailar, así que, afortunadamente, os tengo que dejar y remitir, sin más dilación que la insoportable, a nuestro próximo encuentro.

Deseadnos suerte estos días, mientras nos preparamos, y sobre todo, nunca intentéis corregir a una llama mientras os enseña a hacer el moonwalking. No al menos sin una máscara puesta.

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