¡Chicos, chicos!
No os vais a creer lo último en el colegio. Ha sido un escándalo. Vamos, Olivier Dodot, aparta los glúteos y déjame entrar al árbol que construimos en la casa como refugio para contar estrellas, resolver crímenes y erizarnos los bronquios. Resulta que ayer mismo, o mañana, por ser más exactos, el director Lóbulo McQueen sorprendió al inspector jefe Grawson esparciendo huesos de gallo y de otros seres vivos sobre el bisoñé de la distinguida Hugette Escargot, la principal accionista del colegio.
Al verse en tal situación, Grawson permaneció quieto sin parar hasta que le alcanzó la flecha que Lóbulo conservaba en almíbar para cuando sorprendía a Grawson esparciendo huesos de gallo sobre los bisoñés de sus distinguidas amigas. La flecha, educada en las mejores universidades de su barrio, le reprendió por su acción y, tras breves minutos de incómodo silencio, declaró estar enamorada de él desde que la invitó como pareja abierta al baile de graduación de la vista.
Nadie supo que pasó después. Las noticias son confusas y, por si fuera poco, me acabo de dar cuenta de que no hay nadie en nuestro árbol-casa y que llevo hablando solo los tres días con sus diez noches que ha durado esta narración. No importa. Jamás fuisteis mis verdaderos amigos ni yo os he contado nada que no sea cierto.
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5 comentarios:
Yo creo que se equivoca usted, lo que realmente estaba haciendo era escuchar solo.
Yo diré más aún: yo creo que se equivoca usted, lo que realmente estaba haciendo era escuchar solo.
Hola.
Yo dire otro tanto: Hola.
No os tolero esos saludos desconsiderados. Ya sabéis a lo que me refiero. En caso contrario, consulten con su farmacéutico.
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