miércoles, 6 de febrero de 2008

Mermelada de fresones

"Me despertó con un besito en la nariz y un masaje facial con sus piececitos de ante. Esparció sus polvitos mágicos y me levanté. Era una mañana fría, de ésas en las que solo te apetece comer mejillones al lado de él, de Inmo, mi chico. Es un trasto de los que no hay, por eso está de rebajas. Cada mañana aparece con los ojos pegados y los pechos sobre las rodillas, jajaja, cómo es. Solo con mirarlo se me eriza el escrotito: ver esos ojos, esas cejas, esas bocas... me puede. Ya hace 16 horas que vivimos juntos y parece que fue ayer cuando nos mudamos. No puedo estar más feliz, desde que encontré a Muix mi vida ya no es el infierno que antes abrasaba mi corazoncito. Soy heterosexual y eso parece no ser del agrado del hombre que un día puso la semillita en la maceta que ahora llevas sobre la cabeza, además de dejar embarazada a mi madre. Ellos me quieren ver, pero no puedo dejar que se salgan con la suya. Vivir así no tiene sentido, pero me da pereza morirme otra vez. Menos mal que encontré a Xonaz y desde entonces soy la mujer que nunca imaginé".

2 comentarios:

Leonard dijo...

¡¡Peter!!

¿Desde cuándo te dedicas a escribir novela realista?

¡Vuelve al pozo de brea de donde nunca debiste salir!

Peter dijo...

Estoy en él, Leonard. ¿Es que no me ves el pelo?

Pero tienes toda la razón, no por mucho madrugar la sombra más cobija.
Ni mucho menos.